De: srao0o0

04 25 pm

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1 comentario

En días revolucionarios,donde la gente solo grita claveles.

Es mejor escaparse a calles empedradas a gritar órdagos y perseguir gatos.

Así,los domingos terminan con cartas en la mesa pisadas por felinos que devoran pétalos.

Seguimos esperando al Papa.

Un comentario el “”

  1. El Papa no viene y todos son nervios. Cuando viene, el Papa viene para los que viene y el resto vive como si no fuese con ellos. Irán al infierno, claro. Veo en la tele a una pequeña virgen de piedra transportada en volandas por miles de fieles, algunos lloran, muchos gritan -¡Viva la virgen de No sé qué”- y se quedan tan felices, con su fe y su tradición, “siempre se ha hecho así, mi abuela ya lo hacía”, se quedan tan anchos y pueden seguir siendo buenos o malos o lo que se tercie, pueden jugar a las cartas como en esta estampa plácida que nos muestras hoy, paisaje con vida que puede ser Lisboa o un pueblo cualquiera del Galicia, de Castilla, de países con gentes que saben que la vida es esto, cortos domingos plácidos después de largas semanas con nervios de punta, contraste de unos y otros y lo que importa aquí es la foto, esta imagen de paz sin saber que en este mismo empedrado hubo una Revolución, florida sí, de reventones claveles en la boca de los fusiles, de tensión más allá de las sonrisas a los soldados que hacían lo que podían con lo que les decían y sabían y no sabían que se estaban terminando años de opresión y entonces también los hombres jugaban a las cartas y los gatos iban a lo que iban y la virgen de Fátima se aparecía a pastorcillos que levitaban y el “porco a la alentejana” se preparaba como siempre se ha preparado “siempre se ha hecho así, mi abuela ya lo hacía” y te chupas los dedos y sigues mirando con ojos de fotógrafa curiosa aquello que te rodea, gatos, piedras, señores, alemanas gigantes, parques acuáticos olvidados hasta llegar a esta última bella estampa llena de vida y aquí el problema es que el Papa no viene y todos son nervios.


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